En el post de hoy recordamos una boda en pleno Empordà. Una boda para unos 200 invitados, la carpa transparente quedaba camuflada entre el jardín, lo que se pretendía que pasará desapercibida. Los olivos quedaban integrados en el entorno de la carpa.
La carpa estaba montada con tarima e iluminación de punto de luz por mesa, que podías regular la intensidad en función del momento. En la misma carpa de la cena estaba la pista de baile, así después de cenar los jóvenes bailaban y los mayores estaban sentados en las mesas integrados en el mismo ambiente. Pasa muchas veces que al acabar la cena y bailar en otra zona se queda la mitad de la boda en un sitio y la otra mitad en otro.
Las ramas de los cipreses penetraban en la zona de baile, creando con la iluminación un juego de luces entre los árboles.
Que diferente se ve la carpa de día o de noche. Luce muchísimo más de noche. Además es importante recalcar que para una boda o evento de mediodía aconsejamos no poner la carpa transparente porque produce efecto invernadero, haría tanto calor debajo de la carpa que no se podría estar.
Los centros de las mesas eran candelabros de hierro con vasos de cristal con velas de cera y hiedra colgante. En la mesa de los novios además se colocaron jarrones de cristal con flores para darle un toque de color. Los manteles eran verde oliva que se integraban perfectamente en el espacio.
La capacidad del jardín era suficiente para albergar a todos los invitados, durante el aperitivo y posterior cena. Quedaba muy acogedor. El aperitivo se hizo delante de la carpa servido por El Celler de Can Roca, se sirvieron hasta 40 tipos de variedades de canapés. También había una barra de gin tonics y un cuarteto de músicos debajo del porche de la casa que amenizaban la velada
La carpa daba la sensación de continuidad con la casa, por el juego de luces. Desde la carpa se veía la casa iluminada con las luces estratégicamente encendidas. Como cambia el jardín por la noche, es mágico…
La carpa de los baños modular de 6x6mts, queda completamente integrada entre los árboles. Es una carpa de color negro que casi no se aprecia en la foto, que es lo que se pretendía porque estaba relativamente cerca de la carpa de la cena.
La iluminación interior de la carpa era de punto de luz por mesa más luz de ambiente. Al fondo, en la pista de baile el reflejo de la luz matiza los cipreses en color lavanda.
El ramo de la novia era de Acanto, muy campestre, como el entorno donde se celebraba la boda. El ramo contrasta en la foto con las puertas antiguas decapadas, típicas de L’Empordà.
Los novios no querían pastel. Así que se decidió sacar unos pasteles individuales de chocolate, decorados en una bandeja con velones y diversos objetos que había en la casa.
En el interior de la casa se montaron cestos con flores del campo, que luego se utilizaron para la decoración de la casa. Después de la ceremonia que fue en la plaza del pueblo, los invitados pasaron por el interior de la casa hacia la zona de aperitivo en el jardín.
Algunos muebles tenían un ramo de lavanda cogido con tela de saco.
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